En los últimos años en Chile ha surgido en la academia, el servicio público y la sociedad civil el concepto de "Open". Así, por ejemplo, es que lo encontramos  incesantemente mencionado en la idea de  "Open Government" o gobierno abierto, como respuesta, entre otras, a la necesidad de lograr una sociedad más informada, y por ende empoderada, razón suficiente para crear plataformas y servicios de acceso a la información pública. Con ello, entre otras cosas, lograríamos enriquecer nuestra democracia. Sin embargo, esta conversación ha sido orientada solo a cumplir indicadores internacionales; y, cómo parece ser la tónica en nuestro país,  esto se acompaña de un bajo interés por generar espacios de discusión respecto a estos temas, que permitan llegar a acuerdos en torno a definiciones básicas. Por ejemplo,  ¿qué es open para nosotros? ¿Deberíamos utilizar "Open" o buscar una traducción a nuestro idioma que de cuenta de ello? Esto porque ya es sesgado utilizar "Open" y no un concepto adaptado a nuestra realidad cultural en español.
En el caso de la academia, podríamos preguntarnos ¿por qué trabajar en "Open" en Chile? Dentro de la comunidad podemos encontrar múltiples razones, dentro de las más utilizadas:  “porque nos debemos a la comunidad”, o porque los conocimientos son producidos producidos con dineros públicos”. Sin embargo, no estamos frente a un nuevo discurso. En efecto, la difusión y circulación del conocimiento forma parte de las misiones de las Universidades Chilenas, las cuales han declarado, en formas más o menos explícitas, que uno de sus principales objetivos es “generar y comunicar conocimiento.”
Los conceptos de “trabajo colaborativo”, “open science” y “open knowledge” han adquirido gran relevancia mundial  en los últimos años y se han instalado en nuestra sociedad. Un ejemplo son las metas 2020 de la Unión Europea en cuanto a conocimiento. Están presentes en los documentos de las regiones que consideramos en la “frontera del conocimiento”. Se discute en journals, como Science o Nature, sobre la necesidad de que estas prácticas sean incorporadas por los investigadores. Sin embargo, la participación real de los investigadores nacionales en la discusión sobre los elementos básicos de las políticas "Open" es escasa. La comunidad académica se ve obligada a seguir reglas impuestas por “expertos” (expertiz reconocida de manera institucional y/o por pares en la práctica), siendo que el Open (por definir en español) tiene como uno de sus valores trabajar en forma horizontal. 
Consideramos que es necesaria una reflexión respecto a cómo integramos y trabajamos desde la colaboración y el acceso abierto, tomando en cuenta las características nacionales y regionales en las cuales se inserta nuestra comunidad de investigadores y comunicadores. En este sentido, planteamos la necesidad de una mirada crítica, una discusión transparente y de reglas públicas respecto a estas prácticas, a partir de la cual el movimiento "Open" en Chile podrá adquirir sentido dentro de nuestra comunidad. Frente a esto, cabe hacerse las siguientes preguntas:  ¿Cómo dialoga el conocimiento generado en las universidades con la sociedad? ¿De qué forma debiera hacerlo?¿Cuál es el rol de los investigadores respecto a las formas de comunicar el conocimiento? ¿Qué tanto debemos, los generadores de información con la obligación de trazabilidad, aceptar los nuevos movimientos u ordenanzas, sin tener una discusión de cuál es la mejor forma de compartir conocimientos en nuestras comunidades, cómo medir su impacto (si es que fuera esto necesidad), y cómo reconocer al generador de ese conocimiento?  Crear, promover y participar en la discusión del "cómo, cuándo y dónde", es fundamental para delimitar los alcances locales del movimiento Open, discusión que, hasta ahora, ha estado prácticamente ausente en la academia, tanto en las ciencias como en las humanidades. Considerando que la apropiación y manejo de conocimientos e información constituye uno de los conflictos centrales de la sociedad actual, es fundamental que quienes participamos directamente de estos procesos nos preguntemos por "cómo, cuándo y dónde" se produce el conocimiento; y qué hacemos con el.
Es un desafío de nuestras comunidades de investigadores “en la frontera” insertarnos en la conversación respecto a la generación y circulación de conocimiento en el mundo, y dialogar respecto a la mejor manera de co-construir en este movimiento, para no reproducir formas de colonización del conocimiento que se suman a las tantas formas de colonización de las que nuestras culturas han sido objeto.